
El cuerpo es el recipiente que contiene nuestra alma, emociones y pensamientos, además de ser canal a través del cual nos experimentamos y recibimos los estímulos. Es la puerta de entrada y salida que vincula nuestro mundo interno con el externo. Desde que nacemos e incluso desde la concepción; estamos constantemente interactuando con el espacio que nos rodea, percibiendo y recibiendo estímulos, procesándolos y dando respuestas a estos.
Todas y cada una de las experiencias que tenemos en la vida, van dejando una huella, un rastro emocional que condiciona la existencia y limita nuestras elecciones, decisiones e independencia coartando nuestra libertad y autonomía. Las respuestas que damos a las nuevas situaciones que la vida nos presenta, están condicionadas de forma automática por este rastro de experiencias pasadas.
Esto no ocurre porque esa sea la mejor respuesta, sino porque es la respuesta aprendida y, por lo tanto, la más fácil, la menos arriesgada., y aun cuando el resultado no sea del todo satisfactorio, suele ser menos doloroso que la incertidumbre y el miedo a lo desconocido.
Hacemos adaptaciones y cambios en todos los niveles físico, mental y emocional. Para que nuestras respuestas sean las más aceptadas y las mejor recibidas. Comenzamos a modificar la forma de respirar, para refrenar la expresión de las emociones en algunos casos, podemos ser propensos a retener el aire en nuestros pulmones, restringiendo su salida, o a tomar aire de forma entrecortada, dando la impresión de asfixia, también hacemos respiraciones cortas, casi imperceptibles, así como para que no se note nuestra presencia. Estas variaciones afectan nuestro cuerpo a nivel musculo esquelético, generándonos patrones crónicos de tensión que hacen variar nuestra postura, así como también la visión y percepción del mundo, la forma como nos relacionamos con nosotros y con los demás, llevándonos a conductas repetidas y rígidas que nos hacen ser predecibles, limitando todos nuestros potenciales.
Hay una relación muy estrecha entre respiración y emoción, por eso es que a través de la respiración nos podemos sumergir en el mundo interno. A través de las técnicas Psico-corporales hacemos conscientes recuerdos y emociones que han dejado huella, para transformarlos. Sería como aprender a borrar la programación de toda la vida para elegir qué programa usar a cada instante. Reaprendiendo nuevas formas y caminos para hacer las cosas.
La terapia Psico-Corporal permite tomar conciencia de tus emociones desde el contacto con tu respiración, tensiones, postura y movimiento para que la vida se vuelva más interesante en la medida en que se ensanchan los márgenes de libertad con que se la enfrenta. Aunque esto implique asumir nuevos riesgos y decisiones necesarias para hacer los cambios.
Dirigida para:
Adolescentes, jóvenes y adultos.Terapeuta de Integracion Psicocorporal.
Carlos Francisco Martin Porta.
Previa Cita. Para Consulta privada. Telef:(0414) 3072083
Email: carlosfmp2002@hotmail.com
carlosfmp2002@gmail.com